Otra semana ha pasado con los mercados comerciando más débiles, impulsados por las incertidumbres en torno a los aranceles estadounidenses y su impacto en la economía. Los índices accionarios cerraron entre 2 y 3% a la baja, con las empresas tecnológicas liderando nuevamente la caída. El índice de volatilidad VIX alcanzó su mayor nivel desde agosto del año pasado. Los diferenciales de crédito siguieron la acción de precios, negociándose 5 a 20 puntos básicos más amplios, mientras que los rendimientos de los bonos del Tesoro se mantuvieron planos.
Las acciones estadounidenses cayeron en una corrección, con el S&P 500 desplomándose un 10% desde un máximo a mediados de febrero. Trump ha reconocido que el país enfrenta "un período de transición" debido a su intento de reconfigurar radicalmente el comercio global, pero descartó la amenaza de una recesión y restó importancia a la agitación del mercado.
Al mirar los datos económicos, tanto el índice de precios al consumidor como el índice de precios al productor llegaron más bajos de lo esperado la semana pasada. A pesar de esta buena noticia, los nuevos datos de confianza del consumidor estadounidense continúan siendo muy débiles, con las expectativas de inflación alcanzando sus niveles más altos en 30 años. Las ventas minoristas de esta mañana también decepcionaron.
Si bien los temores persisten de que una guerra comercial puede conducir a un crecimiento más lento y una inflación más alta, los mercados seguirán de cerca las principales decisiones de tasas de los bancos centrales esta semana. Tenemos las reuniones de política monetaria de la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo, donde se espera que las tasas se mantengan sin cambios. Toda la atención se centrará en la perspectiva de los responsables políticos sobre los desarrollos globales actuales y sus proyecciones económicas.